miércoles, 5 de marzo de 2014

CUARESMA : TIEMPO DE DESCONECTARSE DE LA TECNOLOGIA Y CONECTARSE CON DIOS


CONECTATE CON DIOS 

Estamos en cuaresma , un tiempo para dejar descansar el espiritu , el alma , el corazon y poner nuestra vida en manos de DIOS , por que no dejamos a un lado tanta tecnologia ? y nos conectamos verdaderamente con DIOS, con nosotros mismos , con nuestra familia , con nuestra pareja , con nuestros amigos y con todo nuestro entorno de una manera real y verdadera : con el corazon y desde el corazon .

Queremos compartir el ITINERARIO CUARESMAL , HISTORIAS DE SEMANA SANTA Y TESTIMONIOS DE CONVERSION que nos ayudaran a CONECTARNOS CON DIOS DE Y CON EL CORAZON.


ITINERARIO CUARESMAL 2014

LA PASTORAL JUVENIL ARQUIDIOCESANA DE BUCARAMANGA elaboro un ITINERARIO CUARESMAL para ayudarnos en el caminar de este periodo de REFLEXION , ORACION , PENITENCIA , DE UNION CON DIOS Y DE ESTE REENCONTRARNOS CON EL, CON NOSOTROS MISMOS Y CON NUESTRO ENTORNO.


Quien lo desee puede hacerlo y compartirlo para vivir esta experiencia de vida en el desierto espiritual donde nos encontraremos con DIOS.





HISTORIAS DE SEMANA SANTA

Las historias que contare , son historias reales ocurridas en el pueblo de SANTA CRUZ DE MOMPOX O MOMPOX simplemente.

Mompox esta localizado en el departamento de Bolivar (lo que en otros paises se conoce como provincia o estado) a orillas del rio Magdalena, Mompox y Popayan son los unicos lugares de Colombia donde se realiza la Semana Santa de forma muy solemne , Mompox es llamado LA TIERRA DE DIOS porque eso significa Mompox y es patrimonio de la humanidad.

He aqui las historias :

La primera historia ocurre en JUEVES SANTO con LA HERMANDAD DE NAZARENOS Y SE LLAMA POR AQUI PASO :

POR AQUI PASO

En mompox es jueves santo todo el pueblo esta en sus casas , es alrededor de las 12 :00 del mediodia , un nazareno pasa por cada calle del pueblo tocando la diana hacia el monte y dice : por aqui paso (se refiere cuando NUESTRO SEÑOR JESUS va hacia el monte de los olivos , es alli donde lo aprehenden y arrestan .)

Nadie puede salir mientras el nazareno recorre el pueblo haciendo y diciendo esto, luego que el nazareno ha terminado todo el pueblo sale en procesion para la Eucaristia.


La segunda historia tiene que ver con EL SANTO SEPULCRO , esta es la historia :

EL CABALLERO DEL SANTO SEPULCRO

En mompox hay una cofradia llamada LOS CABALLEROS DEL SANTO SEPULCRO que lo llevan en procesion cada viernes santo al caer la tarde.

Un matrimonio amigo de la señora Maria Cristina Gutierrez iba todos los años a mompox para la Semana Santa , pero un año llego la señora sola y doña Maria Cristina le pregunto : -comadre , y el compadre  por que no vino ?
- ay comadre , mi esposo se murio - fue la respuesta sorpresiva-
- se murio ?  como asi ? , si estaba bien de salud.
fue cuando la señora conto la sorprendente historia:
" mi esposo pertenecia a la ORDEN DEL SANTO SEPULCRO y un dia estaba en el campo haciendo las labores cuando de pronto oyo sonar LA CAMPANA DEL SANTISIMO tres veces , volvio a casa apresuradamente y me dijo : mujer me muero dentro de tres dias .
yo le dije : dejate de bromas, todavia tienes mucha vida.
el me repitio : me muero dentro de tres dias , cuando estaba en el campo me sono la LA CAMPANA DEL SANTISIMO y dio tres toques -explico- por eso se que me muero dentro de tres , voy a arreglar todos mis asuntos para dejarlos bien arreglados y no tengas problemas y asi morir en paz.
efectivamente arreglo sus asuntos y exactamente a los 3 dias al mediodia murio.- finalizo la señora-



La tercera historia ocurre el viernes santo a medianoche , la historia se llama EL ANIMERO.
El animero es un hombre que sale cada viernes santo a la medianoche rezando el rosario por las calles del pueblo con las animas del purgatorio.

EL ANIMERO

una señora que era costurera del pueblo tenia mucho trabajo por hacer y debia entregarlo el domingo de resurreccion , ya daba la una de la mañana y se paro a prepararse un aguapanela caliente y descansar un poco antes de seguir trabajando , de pronto escucho murmullos que venian por esa calle , ella se levanto y abrio la puerta para mirar , vio a un hombre con una vela en la mano rezando el rosario y oia las voces que lo seguian pero no veia a nadie tras el .

El animero llego hasta ella y le dijo : le regalo esta vela, conservela.
la señora se la recibio, despues que el se fue siguio trabajando para entregar la costura a tiempo.

A la mañana siguiente le conto a sus vecinas y amigas la anecdota y ellas le dijeron : muestranos la vela.
ella la busco pero al mostrarla se dio cuenta con horror que la supuesta vela era en realidad un hueso de muerto.

las vecinas al ver esto le explicaron : nadie trabaja en viernes santo , quien te dio la vela es el animero, las voces que oias tras de el  y no veias son las almas del purgatorio , todos las escuchamos pero nadie sale ni se asoma a la puerta porque pueden llevarte con ellos , es un milagro que no te hayan llevado y solo te hayan dado la calilla del muerto.

A partir de ahi la señora ya no trabaja hasta tarde y mucho menos en viernes santo.




TESTIMONIOS DE CONVERSION

Este testimonio de conversion viene a raiz de su participacion en la pelicula de Mel Gibson : LA PASION DE CRISTO , es el testimonio de vida y de conversion de su protagonista JIM CAVAZIEL.



JUEVES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2012
Testimonio de Conversión de Jim Caviezel Protagonista de La Pasión
LA PASIÓN DE CRISTO DESTRUYO MI CARRERA, pero no me arrepiento de haber aceptado. Es más, esa oportunidad reforzó mi fe."Todos tenemos que aceptar nuestras cruces" 

"¿Arrepentido? Para nada". Jim Caviezel, el actor estadounidense de 42 años que en 2004 interpretó el papel de Jesús en la película “La pasión de Cristo” que dirigió Mel Gibson, volver
ía a hacerlo. Pero, según lo que declaró al “Daily Mail”, ha tenido que pagar muy caraesa interpretación. «Interpretar ese papel con Mel destruyó mi carrera, pero no me arrepiento de haber aceptado. 

Es más, esa oportunidad reforzó mi fe».
El periódico inglés cita las declaraciones del actor cuando se dirigió a un público de fielesreunidos en una Iglesia de Orlando (Florida). «Gibson me había advertido que habría sido difícil. Durante la filmación me cayó un rayo y me disloqué un hombro en una de las escenas de la crucifixión. Pero lo peor no había llegado todavía».

De promesa a marginado

Sí, porque Caviezel, que antes de 2004 era considerado en Hollywood como una de lasmayores promesas, después de “Passion” encontró todas las puertas cerradas. «Cada vez más gente en Holywood me cerraba las puertas, dejándome afuera. Así, poco a poco, me encontré al margen del cine. Estaba consciente de que esto habría podido suceder y no me arrepiento de la decisión que tomé.

La Liga antidifamación judía le puso en el punto de mira

Y todo se debe, según asegura Caviezel, a las polémicas sobre el antisemitismo de Gibson. «Muchos medios de comunicación me atacaron por haber participado en la película y la potente Jewish Anti-Defamation League me tildó de anti-semita por haber aceptado el papel. Gibson también me había advertido de esto…».

Mel Gibson necesita de nuetras oraciones

Eso, justamente Gibson. ¿Qué piensa el actor sobre el director tan polémico? «Es un pecador, pero justamente por ello necesita nuestras oraciones más que nuestros juicios».
Testimonio de Conversión de Jim Caviezel Protagonista de La Pasión
 En febrero de 2010 Jim Caviezel (protagonista de “La Pasión” de Mel Gibson) hizo su sexta peregrinación a Medjugorje y después viajó a Viena donde concedió una entrevista a Christian Stelzer para la revista Oase des Friedens. La traducción croata se ha publicado en la última edición de la revista parroquial de Medjugorje Glasnik Mira.
Jim, ¿cómo oíste hablar de Medjugorje?
Mi esposa vino a Medjugorje mientras yo estaba en Irlanda grabando la película “El conde de Monte Cristo”. Las cosas no iban muy bien aunque yo trabajaba siete días a la semana. Un día ella me telefoneó y me di cuenta por su voz de que algo había cambiado. Empezó a hablar sobre Medjugorje y cómo uno de los videntes iba a venir a Irlanda. Le interrumpí diciéndole: “Mira, tengo bastantes cosas que hacer. No voy a entrar en ese tema de los videntes”. Además, yo pensaba que como católico no tengo que aceptar necesariamente Lourdes, Fátima o Medjugorje.

 Eso es lo que yo pensaba.
Recuerdo que en la escuela católica donde estudié mis primeros años, una vez oímos algo de Medjugorje y nos emocionamos, pero pronto descubrimos que el obispo local se oponía y consideraba falsas las apariciones así que perdimos el interés rápidamente.


El vidente Ivan Dragicevic vino a Irlanda; yo sabía que no tendría tiempo para él debido a que tenía que trabajar todo el tiempo. Un día mi socio en la película no se encontraba bien y yo me tomé el día libre  para poder ir a una aparición. Yo estaba al final de todo en la abarrotada iglesia y no sabía muy bien lo que ocurría. Pero cuando el hombre que estaba a mi lado en su silla de ruedas cayó sobre sus rodillas en el momento de la aparición yo me conmoví.  Pensé: este minusválido, a pesar de todos sus dolores, está arrodillado en el frío suelo de piedra y está rezando! Hoy se que era Dios, que me conoce tan bien, El que sabía dónde tenía que tocarme para conseguir mi atención!


Aunque pueda sonar extraño, me tomé otro día libre el siguiente domingo y pude tener un encuentro con Ivan, como deseaba mi esposa. Durante el tiempo de la aparición me arrodillé cerca de él y dije en mi corazón: “de acuerdo, aquí estoy. Estoy preparado. Haz conmigo lo que quieras”. En ese mismo momento sentí que algo me estaba sucediendo. Era muy simple y a la vez único. Cuando me levanté, me corrían lágrimas por las mejillas y empecé a llorar con todo mi corazón.


Iván me dijo: “Jim, el hombre siempre encuentra tiempo para aquello que ama. Si alguien que no tiene nunca tiempo conoce a una chica y se enamora de ella, siempre encontrará tiempo para ella. La gente no tiene tiempo para Dios porque no le aman”. Y continúo: “Dios te está invitando a rezar con el corazón”. Le pregunté: “¿Cómo se supone que he de hacerlo?” “Empezando a rezar”, me contestó. En ese momento las puertas de mi corazón se abrieron. Jamás habría soñado que fuera posible. Fuimos a un restaurante y debo admitir que el vino y la comida nunca fueron tan sabrosos como en esa noche particular.


Algo empezó a cambiar dentro de mí. Mi esposa me había querido enseñar en muchas ocasiones en el pasado a rezar el Rosario, pero yo nunca quería aprender. Ahora yo quería rezar pero no sabía exactamente cómo hacerlo. Yo sólo sentía que mi corazón estaba abierto. Una mañana cuando iba al trabajo, le dije al chofer que me llevaba al rodaje cada día: “No sé qué piensas acerca de esto, pero querría empezar a rezar el Rosario”. Para mi sorpresa, él sólo dijo: “vale, recemos”.

En la cálida luz de amor que sentía dentro de mi, era capaz de darme cuenta donde estaba realmente, cuantas tentaciones tenía, donde estaban mis sentimientos, qué débil era yo y qué estrictamente juzgaba a los demás.


¿Cuándo viniste a Medjugorje por primera vez?
Después de acabar el rodaje en Malta, decidí ir a Medjugorje. Cuando tenía 20 años, una  voz interior me decía que tenía que ser actor. Cuando hablaba  de ello con  mi padre, solía decirme: “Si Dios quiere algo de ti es que seas sacerdote. ¿Por qué Él querría que tú fueras actor?”. 

 Yo tampoco  lo entendía en aquella época.Otra vez, me hice la misma pregunta, ¿Dios quiere que me convierta en actor, para ganar un montón de dinero y ser rico? Era consciente del desequilibrio en el mundo entre los que tienen mucho y aquellos que apenas tienen para sobrevivir, y sabía que eso no es lo que Dios quiere. ¿Iba yo a hacer una elección para buscar riqueza que no proporciona la felicidad permanente o para servir a Dios que quiere guiar mi vida?


Por aquel entonces, Medjugorje me recordaba a Belén y pensaba, que así como Jesús había nacido en un lugar pequeño, la madre de Dios se estaba apareciendo en un pueblo pobre entre montañas. Esos cuatro días que permanecí en Medjugorje por aquel entonces fueron mi punto de inflexión. Al principio  estaba maravillado de lo mucho que rezaba la gente en Medjugorje. Todo me recordaba a un campamento de baloncesto. Allí no solo juegas una partido al día, sino continuamente. Igual que en la escuela donde no solo lees una vez al día, sino siempre, repetidamente. En esos primeros días en Medjugorje sentía un cansancio interior mientras rezaba, porque no estaba acostumbrado a rezar tanto, y le pedía a Dios que me ayudara. Pero después de cuatro días la única cosa que quería hacer era rezar. En cualquier momento que rezara me sentía conectado con Dios. Esa fue mi experiencia y la que desearía para cualquier católico. Quizás cuando fui niño sentí algo parecido y lo olvidé. Ahora me había sido dado otra vez.


La misma experiencia continúo de vuelta en casa. En nuestra familia vivimos los sacramentos todos juntos. Mientras conducimos a los niños al colegio rezamos juntos el Rosario. A veces, cuando yo no empiezo a rezar, mi hijo empieza primero.
Cuando volví a Medjugorje por segunda vez, esperaba tener esas primeras experiencias otra vez pero fue diferente. 

Después de comer un día, algunos peregrinos me invitaron a ir a visitar al padre Jozo Zovko en Siroki Brijeg. Ese era también el deseo de mi mujer. Yo no conocía al Padre Jozo personalmente, pero estaba muy impresionado por todas las historias que había oído sobre él. Cuando me encontré con él puso sus manos sobre mis hombros. Yo puse las mías en sus hombros. Puso sus manos en mi cabeza. Puse las mías en su cabeza. En ese momento sentí en mi interior las palabras: “Te quiero, hermano. Este hombre ama a Dios”. El P. Jozo se giró espontáneamente hacia su intérprete y le preguntó quién era yo y dijo que quería hablar conmigo. Ese fue el comienzo de una duradera amistad. Eso fue justo después de acabar el rodaje de “La Pasión” y por aquel entonces era capaz de sentir todas las fuerzas conflictivas en mi interior sobre esa película.


¿Podrías decirnos por qué te sentías así y cuál era la conexión entre la película y Medjugorje?
Probablemente estas familiarizado con la expresión “Cruzar el rubicón”. Eso significa que no es posible volver atrás, llegas al punto de no retorno. “La Pasión” fue este rubicón para mi. Cuando empezó el rodaje yo tenía 33 años, igual que Jesús. Siempre me pregunte si yo era merecedor de ser Jesús. Ivan Dragicevic me alentó y me dijo que Dios no siempre escoge necesariamente al mejor, que es algo que él ve en su propia situación. Si no fuese por Medjugorje no habría aceptado nunca tomar parte en la película porque fue Medjugorje donde mi corazón se abrió a la oración y a los sacramentos. Si quería escenificar a Jesús sabía que tenía que estar muy cerca de Él. Cada día me confesaba e iba a la Adoración del Santísimo. Mel Gibson también venía a la Santa Misa con la condición de que fuera en latín. Eso me iba bien porque así aprendía latín.


Había siempre nuevas tentaciones de las que necesitaba defenderme y en esas batallas interiores solía sentir una gran paz interior, por ejemplo, en la escena en la que la Madre de Dios se aproxima a mi y le digo: “Mira, Yo hago todo nuevo”. Repetimos la escena cuatro veces y cada vez sentía que estaba demasiado en primer plano. Entonces alguien golpeó la cruz y mi hombro izquierdo se dislocó. Debido al rápido e intenso dolor, perdí el equilibrio y caí bajo el peso de la cruz. Me golpeé la cara contra el duro suelo y la sangre corrió desde mi nariz y boca. Yo repetía las palabras que Jesús dijo a Su Madre: Mira, Yo hago todo nuevo”. Mi hombro me dolía de manera increíble cuando tomé la cruz otra vez y sentí lo precioso que era tomar la cruz. En ese momento dejé de actuar y tu podías ver sólo a Jesús. Él vino como respuesta a mis oraciones: “Quiero que la gente te vea a Ti, Jesús, no a mí”.


Gracias al rezo continuo del Rosario, -no puedo decir cuántos Rosarios recé mientras rodábamos- pude experimentar una gracia especial. Sabía que no debía utilizar lenguaje grosero, sabía que no podía ser maleducado si quería decir algo a miembros del rodaje. Muchos de ellos no conocían Medjugorje, eran todos grandes actores y teníamos suerte de tenerlos. Pero ¿cómo iba a llevar Medjugorje a ellos sino con  mi propia vida? Medjugorje para mí significa vivir los sacramentos y estar en comunión con la Iglesia. Gracias a Medjugorje empecé a creer que Jesús estaba realmente presente en la Eucaristía y que perdonaba mis pecados. A través de Medjugorje experimenté la poderosa oración que es el Rosario y el regalo que tenemos cuando vamos a la Santa Misa cada día.


¿Cómo podía ayudar a otra gente a aumentar su fe en Jesús? Me di cuenta de que esto sólo podía ocurrir si Jesús está presente en mí a través de la Eucaristía, y así la gente podría ver a Jesús a través de mi vida. Cuando estábamos rodando la escena de La Última Cena tenía un bolsillo interior en mi ropa donde coloqué varias reliquias de santos y una reliquia de la Cruz de Cristo. Tenía un fuerte deseo de que Jesús estuviera realmente presente así que pedí al sacerdote que expusiera el Santísimo Sacramento. Al principio no quiso hacerlo, pero insistí en pedírselo porque estaba seguro que la gente reconocería a Cristo más si yo mismo estaba mirándole a Él. El sacerdote estuvo con el Santísimo Sacramento en sus manos al lado de la cámara y junto a él, se acercó a mí. 


Cuando la gente ve la película y ve un brillo en mis ojos, no se dan cuenta de que realmente están viendo a Jesús, un reflejo de la Hostia consagrada, en mis ojos. Ocurrió lo mismo en la escena de la Crucifixión: el sacerdote estaba allí, tenía el Santísimo Sacramento en sus manos y yo rezaba todo el tiempo.
El reto más grande en la película no fue, como pensé al principio, memorizar todos los textos en latín, armenio o hebreo sino todos los esfuerzos físicos que necesite hacer. Durante la última escena mi hombro estaba torcido y se dislocaba cada vez que alguien golpeaba la cruz. Mientras rodábamos las escenas de la flagelación, los látigos me golpearon dos veces y tuve una herida de 14 centímetros en mi espalda. Mis pulmones estaban llenos de fluido y tenía neumonía. También tuve falta de sueño crónica  porque  durante meses tuve que levantarme a las 3 de la mañana porque el maquillaje llevaba casi 8 horas.

Otro reto especial era el tiempo frío, las temperaturas estaban muy poco por encima de 0 grados, lo cual era muy difícil de aguantar especialmente en la escena de la Crucifixión. Todo mi disfraz estaba hecho de una sola pieza ligera de tela. Mientras rodábamos la última escena, las nubes estaban muy bajas y un rayo golpeó la cruz a la que estaba atado.

 De repente todo se volvió silencioso a mí alrededor y note mi pelo electrocutado. Unas 250 personas que estaban a mí alrededor vieron todo mi cuerpo iluminado y vieron fuego a la izquierda y a la derecha de mí. Muchos estaban estupefactos ante lo que vieron.

Sé que “La Pasión” es una película de amor, quizás una de las mejores películas de este tipo. Jesús es hoy en día sujeto de muchas controversias, mucho más que nunca antes. Hay tantos factores que amenazan este mundo creado, pero la fe en Jesús es la fuente de alegría. Creo que Dios nos está llamando de una forma especial en este tiempo, y que necesitamos responder a esa llamada con todo nuestro corazón y con todo nuestro cuerpo.






ASI QUE EN ESTA CUARESMA Y SEMANA SANTA DATE UN REGALO A TI MISMO


 EN ESTE TIEMPO DE CUARESMA Y SEMANA SANTA 

APROVECHA



NOS VEMOS SI DIOS Y LA VIRGEN LO PERMITEN DESPUES DE SEMANA SANTA

DISFRUTEN DE ESTE TIEMPO JUNTO A DIOS Y EN SU COMPAÑIA AL IGUAL QUE SU FAMILIA Y AMIGOS.


DESCONECTEMONOS DE LA TECNOLOGIA Y CONECTEMONOS CON DIOS.




sábado, 1 de marzo de 2014

Y SI TE QUEDAS ATRAS...............

es un paso dado ya cada paso del camino queda abierto para alguien que va detrás.





Quien no ha leido o sus padres le leyeron PINOCHO, EL GIGANTE EGOISTA O EL PRINCIPE FELIZ ? diran todos los hemos leido o los hemos escuchado en la voz de nuestros padres cuando nos dormiamos o en noches lluviosas.

Ahora veremos a traves de una mirada distinta estos cuentos , desde la mirada de CRISTO Y LA CUARESMA .

Como asi ? se preguntaran extrañados , pues si, si nunca notamos los valores y enseñanzas de estos cuentos para nuestras vidas porque los veiamos como simples cuentos infantiles .


 mmm , vengan conmigo y veanlos de un modo distinto a traves de la mirada de CRISTO.





EL PRINCIPE FELIZ

El principe feliz cuento de oscar wilde en su historia narra que la estatua hermosa de este principe que al estar en lo alto de la ciudad se dio cuenta del sufrimiento de su pueblo y con la ayuda de una gaviota fue curando las heridas de su gente desprendiendose de cada parte de su cuerpo de estatua.

valores : generosidad, amor, lealtad .

he aqui el cuento : escuchemoslo e imaginemoslo con el corazon .



* * * * * *
En lo alto, dominando la ciudad y situada encima de una elevada columna, se hallaba la estatua del Príncipe Feliz. Era una estatua dorada, toda cubierta con delgadas láminas de oro fino; por ojos tenía dos resplandecientes zafiros y un gran rubí brillaba en la empuñadura de su espada.
¡Verdaderamente, se trataba de una estatua admirable!
-Es tan hermosa como una veleta –indicó uno de los concejales, que deseaba ganarse la reputación de tener muy buen gusto artístico-. Solamente que no es tan útil- añadió temiendo que la gente pudiese pensar que era poco práctico, cosa muy alejada de la realidad.
-¿Por qué no serás igual que el Príncipe Feliz? –le preguntó una juiciosa madre a su hijito que lloraba desvariando al pedir la luna- El Príncipe Feliz nunca lloraba pidiendo cualquier cosa.
-Me siento contento al ver que, en el mundo, alguien es completamente dichoso –murmuró un hombre ya sin ilusiones, mirando fijamente la maravillosa estatua.
-¡Tiene el aspecto de un ángel! –exclamaron los niños del Hospicio mientras salían de la catedral con sus resplandecientes capas escarlatas y sus blancos y limpios uniformes.
-¿Qué sabéis vosotros? –preguntó el maestro de matemáticas-, si nunca habéis visto uno.
-¡Claro que sí, los hemos visto en sueños! –respondieron ellos y el maestro de matemáticas los miró muy severo frunciendo el ceño porque no aprobaba el que los niños soñaran.
Cierta noche voló sobre esa misma ciudad una pequeña golondrina. Sus amigas de habían ido a Egipto seis semanas antes, pero ella iba con retraso porque se había enamorado del más hermoso de los junquillos. Ambos se conocieron al principio de la primavera mientras ella volaba sobre el río persiguiendo a una polilla gruesa y amarillenta, fue entonces cuando se sintió atraída por la esbeltez de aquel Junquillo que, inmóvil, no podía ir a su encuentro.
-¿Debo amarte? –quiso saber la golondrina, que se prendó inmediatamente de él en cuanto le hizo una reverencia.
Así pues, voló en círculos alrededor suyo, tocando el agua con sus alas y haciendo plateadas olitas.
De esta manera se desenvolvió su cortejo durante todo el verano.
-Es un noviazgo ridículo –piaron las otras golondrinas-. Él no tiene dinero, carece de relaciones, y encima el río está lleno de sus parientes los otros junquillos, además, cuando el otoño venga todas nosotras volaremos lejos de aquí.
Llegado el momento, las golondrinas se fueron y ella se quedó sola y empezó a cansarse de su amado.
-Carece de conversación –reflexionaba- y me temo que sea un conquistador porque siempre está flirteando con la brisa.
Y era cierto, pues, cuando ésta soplaba, el Junquillo se inclinaba ante ella galantemente una y mil veces.
-Admito que sea hogareño –continuó la golondrina-, pero a mí me gusta viajar, y, a mi esposo, consecuentemente, tiene que agradarle también.
-¿Vienes conmigo? –le pregunto al final.
El Junquillo dijo que no con la cabeza porque estaba muy unido a su hogar.
-¡Veo que te importo muy poco! –gritó ella- Estoy muy lejos de las pirámides, así que me voy. ¡Adiós! –y se alejó volando.
A lo largo de todo el día estuvo de viaje y al atardecer arribó a la ciudad.
-¿En dónde voy a instalarme? –se preguntó- Espero que la ciudad tenga preparado algún tipo de alojamiento en estos casos.
Entonces vio la estatua sobre una elevada columna.
-Quiero aposentarme ahí arriba –exclamó-; es un buen lugar con abundancia de aire fresco.
Y descendió hasta situarse entre los pies del Príncipe Feliz.
-Tengo un dormitorio dorado –se dijo blandamente mientras miraba en derredor y ya se disponía a dormir, pero justo estaba poniendo la cabeza bajo el ala, cuando una gran gota de agua cayó sobre ella.
-¡Qué cosa más curiosa! –comentó-; aquí no hay una sola nube en el cielo, las estrellas están completamente claras y brillantes, y, sin embargo, llueve. El clima en el norte de Europa es verdaderamente terrible. Pero al Junquillo le gustaba la lluvia simplemente porque es un egoísta.
Entonces cayó otra gota.
-¿Para que sirve una estatua si no puede guarecerte de la lluvia? –se dijo- Debo procurarme el cobijo de una buena chimenea –y decidió volar de nuevo.
Pero antes de que desplegase las alas, cayó una tercera gota y al mirar hacia arriba vio... ¡Ah, qué es lo que vio!
Los ojos del Príncipe Feliz estaban llenos de lágrimas y éstas se deslizaban incontenibles por sus mejillas de oro. Su rostro era tan hermoso a la luz de la luna, que la pequeña golondrina se sintió llena de piedad.
-¿Quién eres tú?- preguntó.
-Yo doy el Príncipe Feliz.
-¿Entonces, por qué estás llorando? –quiso saber la golondrina –Me has dejado completamente empapada.
-Cuando estaba vivo y tenía un corazón humano –respondió la estatua-, no conocía las lágrimas porque moraba en el palacio del Sans-Souci, en donde la tristeza tenía prohibida la entrada. Durante el día, jugaba con mis compañeros en el jardín y al caer la noche bailaba en el gran salón. Rodeando el jardín había un muro muy alto, pero nunca me preocupé en preguntar que se extendía detrás de él; ¡todo cuanto había a mi alrededor era tan hermoso! Mis cortesanos me llamaban el Príncipe Feliz y yo era dichosos de veras, si es que el placer otorga la felicidad. Así viví y así morí. Y ahora que estoy muerto, me han colocado  aquí arriba, tan alto, que puedo ver todo lo feo y todo lo miserable de mi ciudad, y aunque mi corazón esté hecho de plomo, no puedo dejar de llorar.
-Pero, ¿no es de oro puro? –se interrogó la golondrina ya que era demasiado educada para realizar una observación personal en alta voz.
-Allá lejos –prosiguió la estatua con su acento musical-, allá lejos, en una callejuela hay un pobre hogar. Una de las ventanas está abierta y a través de ella puedo ver a una mujer sentada a la mesa. Su rostro es delgado, está envejecido y tiene las manos toscas y rojas, llenas de alfilerazos por la aguja, ya que es costurera. Borda pasionarias sobre un vestido de satén para las más adorable de las doncellas de honor de la reina, que irán al próximo baile de la corte. En un ángulo de la habitación, su hijito está acostado en la cama, enfermo. Está con fiebre y pide naranjas. Su madre no tiene nada que darle como no sea agua del río y el niño llora. Golondrina, golondrina, pequeña golondrina, ¿quieres llevarle el rubí de la empuñadura de mi espada?; tengo los pies clavados a este pedestal y no puedo moverme.
-Me aguardan en Egipto, -repuso la golondrina-; mis amigas ya están volando sobre el Nilo y charlando con las flores de loto, pronto dormirán en la tumba del gran rey. El rey está allí en su ataúd pintado; yace envuelto en lino amarillo y ha sido embalsamado con especias. Alrededor de su cuello luce una cadena de jade verde pálido y sus manos son iguales a hojas marchitas.
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina, -dijo el Príncipe-, ¿no quiere permanecer conmigo una sola noche y ser mi mensajera?; el muchacho está sediento y la madre ¡tan triste!...
-A mi no me gustan los chicos –le explicó la golondrina-. El último verano, viviendo yo junto al río, había allí dos muchachos muy brutos, hijos del molinero, que estaban siempre tirándome piedras. Por supuesto nunca me dieron, porque nosotras las golondrinas volamos demasiado lejos de su alcance, y, por otra parte, yo provengo de una familia célebre por su agilidad, mas aún así, semejante comportamiento era señal de poco respeto.
El Príncipe Feliz miró tan apesadumbrado a la pequeña golondrina que ésta se entristeció.
-Hace mucho frió aquí –repuso-, sin embargo me quedaré contigo por una noche, y seré tu mensajera.
-Gracias, pequeña golondrina –dijo el Príncipe.
La golondrina arrancó el gran rubí de la empuñadura de la espada del Príncipe y con él en su pico voló sobre los tejados de la ciudad.
Volando pasó cerca de la torre de la catedral que era en donde estaban esculpidos los ángeles de mármol blanco. Pasó junto a palacio y pudo escuchar el sonido de la música de baile. Una hermosa muchacha salió al balcón con su enamorado.
-¡Qué maravillosas son las estrellas –le decía él-, y que maravilloso es el poder del amor!
-Estoy esperando mi vestido y quiero que esté listo a tiempo para el baile –respondió ella-. He ordenado que me lo borden con pasionarias, ¡pero estas costureras son tan perezosas!
La golondrina voló sobre el río y vio las farolas colgando de los mástiles de los barcos. Voló sobre el ghetto, y vio a los viejos judíos regateando entre ellos y pesando dinero en balanzas de cobre. Finalmente llegó a la humilde casa y miró adentro. El chico se encontraba en su cama, tosiendo enfebrecido y la madre se había quedado dormida porque hallábase muy cansada.
La golondrina se introdujo en la habitación y dejó caer  el enorme rubí sobre la mesa, cerca del dedal de la mujer. Entonces revoloteó suavemente alrededor de la cama, abanicando la frente del niño con sus alas.
-¡Qué fresco siento! –exclamó en chico- Debo estar mejor -y cayo en un delicioso sueño.
De nuevo la golondrina voló regresando junto al Príncipe Feliz y le contó lo que había visto.
-Es curioso –comentó-, pero he entrado en calor ahora, aunque hace tanto frío.
-Eso es porque has realizado una buena acción –dijo le Príncipe, y la pequeña golondrina comenzó a pensar y después se durmió; siempre que pensaba le entraba sueño.
Al despuntar el día, ella voló sobre el río y tomó un baño.
-¡Qué fenómeno más notable! –dijo el profesor de ornitología, mientras pasaba por el puente- ¡Una golondrina en invierno! –y escribió una larga carta acerca de ello enviándola al periódico local. Cada lector se interesó mucho, pero estaba llena de tantas palabras que no lo pudieron entender.
-¡Esta noche me iré a Egipto! –proclamó la golondrina y estaba muy animada ante la perspectiva. Pero antes fue a visitar todos los monumentos públicos, permaneciendo largo tiempo sobre el campanario de la iglesia.
Donde quiera que ella pasaba los gorriones murmuraban entre sí:
-¡Qué extranjera más distinguida! –lo que a ella  la colmaba de satisfacción.
Cuando salió la luna voló hacia el Príncipe Feliz.
-¿Has de darme algún recado para Egipto? –quiso saber-; tengo que partir ahora.
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina –rogó el Príncipe-, ¿quieres quedarte conmigo otra noche más?
-Me esperan en Egipto –respondió la golondrina-. Mañana mis amigas volarán sobre la segunda catarata. Allí los hipopótamos se acuestan entre los cañaverales, y sobre un gran trono de granito está sentado el dios Memnón. Toda la noche vigila las estrellas y cuando amanece el lucero del alba, exhala un grito de alegría y luego queda en silencio. A medio día los amarillos leones se acercan a beber al borde de la laguna; tienen los ojos verdes como berilos y rugen con una fuerza que sobrepasa el estruendo de la catarata.
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina –dijo el Príncipe-, lejos, al otro lado de la ciudad, veo a un joven en una buhardilla, está ante un escritorio cubierto de papeles, y en un jarro que hay sobre la mesa, se marchita un ramo de violetas. Su pelo es castaño y se encuentra revuelto, sus labios son rojos como la granada y sus ojos grandes y soñadores. Está ansioso por concluir un libreto para el director del teatro, pero se halla demasiado entumecido por el frío para poder escribir. No hay fuego en la chimenea y está hambriento y muy débil.
-Me quedaré contigo otra noche más –se avino la golondrina, quien en verdad tenía muy buen corazón-. ¿Debo llevarle otro rubí?
-¡Ay de mí!, no tengo ya rubíes –exclamó el Príncipe-, mis ojos son lo único que me queda. Están hechos de raros zafiros traídos de la India hace mil años. Sácame uno de ellos y dáselo a él. Puede venderlo al joyero, comprar comida y leña y terminar su obra.
-¡Querido Príncipe –protestó la golondrina-, eso no puedo hacerlo! –y comenzó a llorar.
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina –rogó el Príncipe-, haz lo que te pido.
Así pues la golondrina arrancó el ojo al Príncipe y voló hasta la buhardilla del estudiante. Era muy fácil entrar allí por un agujero en el tejado, y ella, rauda como una flecha, penetró en la habitación. Puesto que el joven tenía el rostro entre las manos, no atendió el revoloteo de sus alas y cuando miró vio el hermoso zafiro caído sobre el ramo de las violetas marchitas.
-¡Estoy comenzando a ser apreciado! –exclamó-. Seguro que esto viene de parte de algún importante admirador. Ahora podré terminar mi obra –y contempló el zafiro por completo feliz.
Al día siguiente la golondrina voló hacia la bahía, y posándose sobre el mástil de un gran bajel vio a los marineros arrastrando enormes cajas por medio de maromas e izando después cada una de ellas.
-¡Me voy a Egipto! –pregonó la golondrina, pero nadie estaba dispuesto a escucharla, y cuando la luna salió, fue volando a reunirse con el Príncipe Feliz.
-He venido a decirte adiós- exclamó.
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina –rogó el Príncipe-, ¿quieres quedarte conmigo una noche más?
-Estamos en invierno –objetó la golondrina-, y el escalofrío de la nieve pronto estará aquí. En Egipto el sol calienta las verdes palmeras y los cocodrilos se acuestan en el lodo y miran perezosos alrededor suyo. Mis compañeras hacen sus nidos en las edificaciones de Baalbec, y las palomas rosadas y blancas están arrullándose en los salientes de los templos. Querido Príncipe, he de dejarte, pero nunca te olvidaré, y la próxima primavera te traeré dos hermosas joyas en lugar de las que me diste. El rubí será más rojo que la más encendida rosa, y el zafiro puede ser tan azul como el inmenso mar.
-Allá abajo en la plaza –indicó el Príncipe Feliz-, hay una pequeña cerillera. Ha dejado caer los fósforos en el arroyo, y se han mojado. Su padre la pegará si no trae a casa algún dinero y la niña está llorando. No tiene zapatos ni medias y lleva la cabeza sin sombrero. Arráncame el otro ojo y dáselo a ella, así su padre no la pegará.
-Permaneceré contigo otra noche –repuso la golondrina-, pero no te arrancaré el ojo; ¡te quedarías completamente ciego!
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina –rogó el Príncipe-, haz lo que te lo pido.
Ella entonces le arrancó el otro ojo, voló rauda como una flecha, pasando por encima de la pequeña cerillera, y deslizó la joya dentro de su mano.
-¡Qué encantador pedazo de cristal! –exclamó la muchachita y se fue corriendo a su casa entre risas.
Entonces la golondrina volvió con el Príncipe.
-Ahora que tú estás ciego –le dijo-, me quedaré contigo para siempre.
-No pequeña golondrina –contestó el pobre Príncipe-, debes irte a Egipto.
-Me quedaré contigo para siempre –repitió la golondrina y se durmió a los pies del Príncipe.
Todo el día siguiente estuvo posada sobre el hombro del Príncipe Feliz contándole historias que tenían que ver con tierras extranjeras. Le habló de los rojos ibis que permanecían en hileras a los largo de las riberas del Nilo cogiendo peces de oro con sus picos; de la Esfinge que es tan vieja como el mundo, vive en el desierto y lo sabe todo; de los mercaderes que andan lentamente junto a sus camellos mientras pasan entre los dedos las cuentas ámbar de sus rosarios; del rey de las montañas de la Luna, que es negro como el ébano y adora un gran cristal; de la enorme serpiente verde que duerme en una palmera y tiene veinte sacerdotes que la alimentan con pasteles de miel; y de los pigmeos que navegan sobre un gran lago en anchas hojas planas, y que están siempre en guerra con las mariposas.
-Pequeña y querida golondrina –dijo el Príncipe-, tú me hablas de cosas maravillosas, pero más maravilloso es el sufrimiento de hombres y mujeres; no hay misterio tan grande como la miseria. Vuela sobre mi ciudad, pequeña golondrina y dime que es lo que ves.
Entonces la golondrina voló sobre la gran ciudad y vio a los ricos gozosos en sus alegres mansiones mientras los mendigos estaban sentados a sus portales. Voló por el interior de oscuras callejuelas y vio las blancas caras de los niños hambrientos contemplando con ojos apagados las negras calles.
Debajo de los arcos de un puente dos chicos pequeños pretendían engañar al frío confundidos en un abrazo.
-¡Cuánta hambre tenemos! –se lamentaban.
-No debéis estar aquí –les reprendió un vigilante y ellos se marcharon caminando bajo la lluvia.
La golondrina voló, contándole al Príncipe lo que había visto.
-Estoy recubierto de láminas de oro fino –dijo el Príncipe-, debes quitármelas una por una, dándoselas a los pobres; creo que el oro puede hacerles felices.
Lámina tras lámina de oro fino fue arrancando la golondrina con su pico hasta llevárselas todas y el Príncipe Feliz se quedó completamente despojado igual que un pobre, y los niños recobraron el color en sus rostros, y rieron y jugaron en la calle.
-¡Tenemos pan ahora! –gritaban.
Cuando la nieve cayó y después de la nieve vino la escarcha, las calles brillaban tan resplandecientes como si estuvieran hechas de plata; carámbanos cristalinos, aguzados como dagas, colgaban desde los aleros de las casas; la gente iba envuelta en pieles y los niños lucían rojas capuchas y patinaban sobre el hielo.
La pobre golondrina tenía más y más frío, pero no deseaba abandonar al Príncipe; le quería demasiado. Picoteaba las migas de la panadería cuando el panadero no estaba mirando e intentaba darse calor agitando las alas.
Mas al final dióse cuenta de que se moría; sólo le quedaban fuerzas para volar otra vez hasta el hombro del Príncipe.
-¡Adiós, querido Príncipe –murmuró-, ¿puedo besar tu mano?
-Me siento muy contento de que por fin te marches, pequeña golondrina –dijo el Príncipe-; ya has permanecido demasiado tiempo aquí, pero debes besarme en los labios porque te amo.
-No es a Egipto a donde voy –replicó la golondrina- Voy a la Casa de la Muerte. La Muerte es la hermana del Sueño, ¿no es cierto?
Y besó al Príncipe en los labios cayendo muerta a sus pies.
En ese momento un crujido singular resonó dentro de la estatua como si se estuviera rompiendo, y es que el corazón de plomo se había partido en dos. Además hacía un frío terrible.
A la, mañana siguiente, temprano, el Alcalde estaba paseando por la plaza en compañía de los concejales.
Cuando llegaron junto a la columna, miró hacia arriba en dirección a la estatua.
-¡Dios mío!, ¿qué miserable Príncipe Feliz es el que veo?
-¡Cuán miserable, ciertamente! –corearon los concejales que siempre estaban de acuerdo con el Alcalde, y contemplaron al Príncipe.
-El rubí ha caído de su espada, no tiene ojos y ya no es de oro –dijo el Alcalde-. Ahora no resulta mejor que un mendigo.
-¡Ahora no resulta mejor que un mendigo! –repitieron a coro los concejales.
-¡Y hay un pájaro muerto a sus pies! –prosiguió el Alcalde- Debemos promulgar un edicto: los pájaros no han de morirse aquí.
Y el secretario dl Ayuntamiento tomó nota de la sugerencia.
Entonces, entre todos, echaron abajo la estatua del Príncipe Feliz.
-Como ya no es hermosa, ha dejado de ser útil –comentó el profesor de la Universidad.
La estatua se fundió en un horno, y el Alcalde convocó una reunión del pleno, para decidir que habían de hacer con el metal.
-Deberíamos tener otra estatua, por supuesto –dijo-, y puede ser mi propia estatua.
-¡O la mía! –exclamó cada uno de los concejales y se pusieron a discutir.
Cuando se les vio por última vez aún seguían litigando.
-¿Qué cosa más extraña! –dijo el capataz de los obreros de la fundición. Este corazón de plomo está roto pero el plomo no se ha fundido. Debemos tirárlo.
Así que lo arrojaron sobre un montón de basura en donde también se hallaba la golondrina muerta.
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-Tráeme las dos cosas más preciosas que haya en la ciudad –le ordenó Dios a uno de Sus ángeles, y el ángel le trajo un pesado corazón de plomo y una golondrina muerta.
-Has hecho bien las cosas –dijo Dios-, porque en mi Jardín del Paraíso este pajarito podrá cantar eternamente, y en mi ciudad de oro el Príncipe Feliz entonará mis alabanzas.
FIN


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EL GIGANTE EGOISTA

Este era un gigante que vivia solo y era malhumorado y nadie queria su compañia , los niños entraban en su jardin a jugar sin que se diera cuenta y cuando se dio cuenta primero se enojo y les prohibio entrar, luego los dejo entrar y pudo jugar con EL NIÑO DIOS .

valores : generosidad, alegria , paz , CONVERSION , ARREPENTIMIENTO Y PERDON .

He aqui el cuento :



Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave. Por aquí y por allá, entre la hierba, se abrían flores luminosas como estrellas, y había doce albaricoqueros que durante la primavera se cubrían con delicadas flores color rosa y nácar, y al llegar el otoño se cargaban de ricos frutos aterciopelados. Los pájaros se demoraban en el ramaje de los árboles, y cantaban con tanta dulzura que los niños dejaban de jugar para escuchar sus trinos.
-¡Qué felices somos aquí! -se decían unos a otros.
Pero un día el Gigante regresó. Había ido de visita donde su amigo el Ogro de Cornish, y se había quedado con él durante los últimos siete años. Durante ese tiempo ya se habían dicho todo lo que se tenían que decir, pues su conversación era limitada, y el Gigante sintió el deseo de volver a su mansión. Al llegar, lo primero que vio fue a los niños jugando en el jardín.
-¿Qué hacen aquí? -surgió con su voz retumbante.
Los niños escaparon corriendo en desbandada.
-Este jardín es mío. Es mi jardín propio -dijo el Gigante-; todo el mundo debe entender eso y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.
Y, de inmediato, alzó una pared muy alta, y en la puerta puso un cartel que decía:
ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA
BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES
Era un Gigante egoísta...
Los pobres niños se quedaron sin tener dónde jugar. Hicieron la prueba de ir a jugar en la carretera, pero estaba llena de polvo, estaba plagada de pedruscos, y no les gustó. A menudo rondaban alrededor del muro que ocultaba el jardín del Gigante y recordaban nostálgicamente lo que había detrás.
-¡Qué dichosos éramos allí! -se decían unos a otros.
Cuando la primavera volvió, toda la comarca se pobló de pájaros y flores. Sin embargo, en el jardín del Gigante Egoísta permanecía el invierno todavía. Como no había niños, los pájaros no cantaban y los árboles se olvidaron de florecer. Solo una vez una lindísima flor se asomó entre la hierba, pero apenas vio el cartel, se sintió tan triste por los niños que volvió a meterse bajo tierra y volvió a quedarse dormida.
Los únicos que ahí se sentían a gusto eran la Nieve y la Escarcha.
-La primavera se olvidó de este jardín -se dijeron-, así que nos quedaremos aquí todo elresto del año.
La Nieve cubrió la tierra con su gran manto blanco y la Escarcha cubrió de plata los árboles. Y en seguida invitaron a su triste amigo el Viento del Norte para que pasara con ellos el resto de la temporada. Y llegó el Viento del Norte. Venía envuelto en pieles y anduvo rugiendo por el jardín durante todo el día, desganchando las plantas y derribando las chimeneas.
-¡Qué lugar más agradable! -dijo-. Tenemos que decirle al Granizo que venga a estar con nosotros también.
Y vino el Granizo también. Todos los días se pasaba tres horas tamborileando en los tejados de la mansión, hasta que rompió la mayor parte de las tejas. Después se ponía a dar vueltas alrededor, corriendo lo más rápido que podía. Se vestía de gris y su aliento era como el hielo.
-No entiendo por qué la primavera se demora tanto en llegar aquí -decía el Gigante Egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín cubierto de gris y blanco-, espero que pronto cambie el tiempo.
Pero la primavera no llegó nunca, ni tampoco el verano. El otoño dio frutos dorados en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno.
-Es un gigante demasiado egoísta -decían los frutales.
De esta manera, el jardín del Gigante quedó para siempre sumido en el invierno, y el Viento del Norte y el Granizo y la Escarcha y la Nieve bailoteaban lúgubremente entre los árboles.
Una mañana, el Gigante estaba en la cama todavía cuando oyó que una música muy hermosa llegaba desde afuera. Sonaba tan dulce en sus oídos, que pensó que tenía que ser el rey de los elfos que pasaba por allí. En realidad, era solo un jilguerito que estaba cantando frente a su ventana, pero hacía tanto tiempo que el Gigante no escuchaba cantar ni un pájaro en su jardín, que le pareció escuchar la música más bella del mundo. Entonces el Granizo detuvo su danza, y el Viento del Norte dejó de rugir y un perfume delicioso penetró por entre las persianas abiertas.
-¡Qué bueno! Parece que al fin llegó la primavera -dijo el Gigante, y saltó de la cama para correr a la ventana.
¿Y qué es lo que vio?
Ante sus ojos había un espectáculo maravilloso. A través de una brecha del muro habían entrado los niños, y se habían trepado a los árboles. En cada árbol había un niño, y los árboles estaban tan felices de tenerlos nuevamente con ellos, que se habían cubierto de floresy balanceaban suavemente sus ramas sobre sus cabecitas infantiles. Los pájaros revoloteaban cantando alrededor de ellos, y los pequeños reían. Era realmente un espectáculo muy bello. Solo en un rincón el invierno reinaba. Era el rincón más apartado del jardín y en él se encontraba un niñito. Pero era tan pequeñín que no lograba alcanzar a las ramas del árbol, y el niño daba vueltas alrededor del viejo tronco llorando amargamente. El pobre árbol estaba todavía completamente cubierto de escarcha y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía sobre él, sacudiéndole las ramas que parecían a punto de quebrarse.
-¡Sube a mí, niñito! -decía el árbol, inclinando sus ramas todo lo que podía. Pero el niño era demasiado pequeño.
El Gigante sintió que el corazón se le derretía.
-¡Cuán egoísta he sido! -exclamó-. Ahora sé por qué la primavera no quería venir hasta aquí. Subiré a ese pobre niñito al árbol y después voy a botar el muro. Desde hoy mi jardín será para siempre un lugar de juegos para los niños.
Estaba de veras arrepentido por lo que había hecho.
Bajó entonces la escalera, abrió cautelosamente la puerta de la casa y entró en el jardín. Pero en cuanto lo vieron los niños se aterrorizaron, salieron a escape y el jardín quedó en invierno otra vez. Solo aquel pequeñín del rincón más alejado no escapó, porque tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no vio venir al Gigante. Entonces el Gigante se le acercó por detrás, lo tomó gentilmente entre sus manos y lo subió al árbol. Y el árbol floreció de repente, y los pájaros vinieron a cantar en sus ramas, y el niño abrazó el cuello del Gigante y lo besó. Y los otros niños, cuando vieron que el Gigante ya no era malo, volvieron corriendo alegremente. Con ellos la primavera regresó al jardín.
-Desde ahora el jardín será para ustedes, hijos míos -dijo el Gigante, y tomando un hacha enorme, echó abajo el muro.
Al mediodía, cuando la gente se dirigía al mercado, todos pudieron ver al Gigante jugando con los niños en el jardín más hermoso que habían visto jamás.
Estuvieron allí jugando todo el día, y al llegar la noche los niños fueron a despedirse del Gigante.
-Pero, ¿dónde está el más pequeñito? -preguntó el Gigante-, ¿ese niño que subí al árbol del rincón?
El Gigante lo quería más que a los otros, porque el pequeño le había dado un beso.
-No lo sabemos -respondieron los niños-, se marchó solito.
-Díganle que vuelva mañana -dijo el Gigante.
Pero los niños contestaron que no sabían dónde vivía y que nunca lo habían visto antes. Y el Gigante se quedó muy triste.
Todas las tardes al salir de la escuela los niños iban a jugar con el Gigante. Pero al más chiquito, a ese que el Gigante más quería, no lo volvieron a ver nunca más. El Gigante era muy bueno con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y muy a menudo se acordaba de él.
-¡Cómo me gustaría volverlo a ver! -repetía.
Fueron pasando los años, y el Gigante se puso viejo y sus fuerzas se debilitaron. Ya no podía jugar; pero, sentado en un enorme sillón, miraba jugar a los niños y admiraba su jardín.
-Tengo muchas flores hermosas -se decía-, pero los niños son las flores más hermosas de todas.
Una mañana de invierno, miró por la ventana mientras se vestía. Ya no odiaba el invierno pues sabía que el invierno era simplemente la primavera dormida, y que las flores estaban descansando.
Sin embargo, de pronto se restregó los ojos, maravillado, y miró, miró…
Era realmente maravilloso lo que estaba viendo. En el rincón más lejano del jardín había un árbol cubierto por completo de flores blancas. Todas sus ramas eran doradas, y de ellas colgaban frutos de plata. Debajo del árbol estaba parado el pequeñito a quien tanto había echado de menos.
Lleno de alegría el Gigante bajó corriendo las escaleras y entró en el jardín. Pero cuando llegó junto al niño su rostro enrojeció de ira y dijo:
-¿Quién se ha atrevido a hacerte daño?
Porque en la palma de las manos del niño había huellas de clavos, y también había huellas de clavos en sus pies.
-¿Pero, quién se atrevió a herirte? -gritó el Gigante-. Dímelo, para tomar la espada y matarlo.
-¡No! -respondió el niño-. Estas son las heridas del Amor.
-¿Quién eres tú, mi pequeño niñito? -preguntó el Gigante, y un extraño temor lo invadió, y cayó de rodillas ante el pequeño.
Entonces el niño sonrió al Gigante, y le dijo:
-Una vez tú me dejaste jugar en tu jardín; hoy jugarás conmigo en el jardín mío, que es el Paraíso.
Y cuando los niños llegaron esa tarde encontraron al Gigante muerto debajo del árbol. Parecía dormir, y estaba entero cubierto de flores blancas.

FIN.


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PINOCHO

Quien no ha visto a pinocho en los clasicos de DISNEY ? o quien no ha leido el cuento ?diran : todos .
PINOCHO muestra y cuenta la historia de un niño de madera que no oye los consejos sabios de su padre y de su conciencia pepito grillo y al rebelarse se deja deslumbrar por las cosas del mundo y sigue los "consejos" de sus "amigos" que lo llevan a situaciones inconvenientes y al darse cuenta se arrepiente , pide perdon y se convierte.

he aqui el cuento :


Erase una vez en una vieja carpintería, Geppetto, un señor amable y simpático, terminaba más un día de trabajo dando los últimos retoques de pintura a un muñeco de madera que había construído este día. Al mirarlo, pensó: ¡qué bonito me ha quedado! Y como el muñeco había sido hecho de madera de pino, Geppetto decidió llamarlo Pinocho.

Aquella noche, Geppeto se fue a dormir deseando que su muñeco fuese un niño de verdad. Siempre había deseado tener un hijo. Y al encontrarse profundamente dormido, llegó un hada buena y viendo a Pinocho tan bonito, quiso premiar al buen carpintero, dando, con su varita mágica, vida al muñeco.

Al día siguiente, cuando se despertó, Geppetto no daba crédito a sus ojos. Pinocho se movía, caminaba, se reía y hablaba como un niño de verdad, para alegría del viejo carpintero. Feliz y muysatisfecho, Geppeto mandó a Pinocho a la escuela. Quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas. Le acompañó su amigo Pepito Grillo, el consejero que le había dado el hada buena.

Pero, en el camino del colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito. En lugar de ir a la escuela, Pinocho decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas. Al ver esta situación, el hada buena le puso un hechizo. 

Por no ir a la escuela, le puso dos orejas de burro, y por portarse mal, cada vez que decía una mentira, se le crecía la nariz poniéndose colorada. Pinocho acabó reconociendo que no estaba siendo bueno, y arrepentido decidió buscar a Geppetto. Supo entonces que Geppeto, al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena.

Pinocho, con la ayuda del grillito, se fue a la mar para rescatar al pobre viejecito. Cuando Pinocho estuvo frente a la ballena le pidió que le devolviese a su papá, pero la ballena abrió muy grande su boca y se lo tragó también a él. 

Dentro de la tripa de la ballena, Geppetto y Pinocho se reencontraron. Y se pusieran a pensar cómo salir de allí. Y gracias a Pepito Grillo encontraron una salida. Hicieron una fogata. El fuego hizoestornudar a la enorme ballena, y la balsa salió volando con sus tres tripulantes. Todos se encontraban salvados.

Pinocho volvió a casa y al colegio, y a partir de ese día siempre se ha comportado bien. Y en recompensa de su bondad el hada buena lo convirtió en un niño de carne y hueso, y fueron muy felices por muchos y muchos años.

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reflexionemos :
cuantas veces no hacemos lo que pinocho : tener malas compañias que nos mal aconsejan ? , mentir y luego arrepentirnos , pedir perdon y convertirnos ?

cuantas veces reaccionamos como el gigante egoista porque nos han herido y por eso levantamos un muro alrededor nuestro por esa causa ? 


ahora leamos y escuchemos con atencion la siguiente cancion que dice que pasa si nos quedamos atras ? , si no tenemos ya fuerza para continuar ? si el camino se hace duro nos rendimos o seguimos ? CRISTO ES ESA MANO AMIGA , ESE AMIGO que nos espera y nos da su apoyo y ayuda incondicional a pesar de nuestras faltas.

CANCION Y SI TE QUEDAS ATRAS ?

Y si te quedas atrás 
y si te quedas atrás 
volveré a tu camino 
te ayudaré a seguir 
volveré a tu camino 
y juntos volveremos a empezar 
Caminaré junto a ti 
caminaré junto a ti 
cada paso del camino 
es de polvo y sudor 
cada paso del camino 
lo abriremos caminando tu y yo 
Si me preguntas por qué 
si me preguntas por qué 
necesita un buen amigo 
cuando llegue el dolor 
necesita un buen amigo 
que me ayude cuando ya no pueda yo 
Cada paso del camino 
es un paso dado ya 
cada paso del camino 
queda abierto para alguien que va detrás.


Y AHORA PREGUNTEMONOS :

Que valores a partir de ahora quiero cultivar en mi vida, conmigo mismo y con los demas ?

Que quiero cambiar ? o deseo solo que los demas cambien y no yo ?

Como deseo vivir esta cuaresma y semana santa ? , como cualquier fecha ? , como "parranda santa " ?