Rico,
joven y con poder, el Príncipe Félix no era feliz… ahora habla de la fe
en sus conferencias
RELIGION
EN LIBERTAD
Mon, 06
May 2013 16:03:00
En un
momento en el que la juventud es víctima principal de la secularización
y
se va extendiendo a todos los estratos sociales, ver a un Príncipe
hablando sin complejos de la fe
y del debate entre ésta y la razón
muestra que aún hay mucho joven que se pregunta
, que se interroga sobre
la vida, sobre el por qué y para qué y va en búsqueda de estas
respuestas.
Actualmente
hay en Europa cinco casas reales católicas. España, Bélgica, Luxemburgo
y Liechtenstein y Mónaco.
Sin embargo, en la práctica,
actualmente sólo
el gran duque de Luxemburgo ha arriesgado su trono y su posición por
una cuestión de conciencia.
Es
ampliamente conocida la oposición pública y frontal de la Casa Real de
Luxemburgo al aborto y a la eutanasia.
De hecho, en 2008 el gran duque
Henry anunció que como jefe de Estado se negaría a firmar la ley
aprobada en las
Cortes y que aprobaba la eutanasia.
La consecuencia de
su valiente decisión fue que el Gobierno le limitó
desde entonces sus
poderes para que no volviera a estorbar en una situación similar.
Lo
cierto es que su firma no llegó a estar nunca en esta ley pues actuó
como su tío,
Balduino de Bélgica, y se declaró incapaz temporalmente de
ejercer sus funciones.
Buscando
respuesta a sus preguntas
A tenor
de esta actuación concreta no es de extrañar que sus cinco hijos se
planteen la importancia de los valores y
de la fe en su vida.
Particularmente preocupado de esto se ha podido ver al Príncipe Félix,
segundo hijo del gran duque, de 28 años.
Guapo,
con fama y con un trabajo muy bien remunerado en una multinacional no
dejaba de hacerse preguntas.
No era por ahí por donde quería enfocar su
vida.
Atraído por la belleza de la filosofía dejó su trabajo
y decidió
estudiar Bioética en Roma
y en el seno de la Iglesia Católica,
concretamente en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum.
Desde
entonces, está fascinado con esta
nueva faceta de su vida.
El
príncipe Félix acudió el pasado mes de marzo
a la Universidad Católica
de Valencia
para disertar sobre
la ‘Necesidad del estudio de la
Bioética,
ante los retos actuales’,
una conferencia que se enmarcaba
en
las Jornadas ‘Evangelio y Ecología’
. Antes del acto fue recibido en
audiencia
por el arzobispo de Valencia,
monseñor Carlos Osoro,
con el
que mantuvo una distendida conversación.
“La fe
ayuda a la ciencia a comprender”
Durante
la charla habló como experto
en la materia pero también desde su
experiencia personal,
lo que permite entender su evolución.
Habló de la
relación entre Biología, Fe y Bioética.
El segundo en la línea
sucesoria
al trono aseguró que si bien no es indispensable
tener fe
para estudiar Bioética
“sí que amplía lo tratado por esta ciencia.
Hemos de ser conscientes de que hay cosas
que la ciencia jamás podrá
explicar
y que la fe puede ayudar a comprender
aspectos que la ciencia
trata de entender”.
Siguiendo
con esto, el príncipe centroeuropeo indicó
que “lo más importante que
me ha aportado el estudio de la
Bioética es que su centro es el ser
humano.
Primero estudia el detalle científico,
después viene la
Filosofía,
que interpreta el hecho biológico.
Si uno sólo estudia
Biología no ve en la persona
a un ser humano sino su parte material, y
el hombre no es sólo materia, posee espiritualidad”.
Por
ello, añadió que “la Biología y la Filosofía
están conectadas y no
pueden separarse;
si lo haces, tienes un problema.
Incluso si estudias
sólo lo inmaterial filosóficamente
no llegas a nada”.
“Con la
filosofía aprendí a razonar”
Tras
hablar sobre esta relación, el príncipe Félix
también
se abrió y
desde
su ámbito personal explicó el camino
que le llevó a encontrar esta
senda
. “Antes no le daba importancia a la Filosofía.
De hecho, si
alguien me hubiese dicho hace
unos años que iba a estudiarla
me hubiera
echado a reír.
No entendía el concepto al que
se refería el término
filosofía pero
desde que empecé a estudiarla,
se me abrieron los ojos y
mi horizonte.
Aprendí a razonar,
a pensar de otra manera completamente
distinta y a debatir”.
Y con
ello cambió su estilo de vida también.
“Hace cuatro años me encontraba
trabajando
para una empresa de gestión de eventos,
un trabajo
estupendo, pero todavía
no sabía que hacer con mi vida,
no era lo
suficientemente maduro”, contaba.
En el
relato de su vida, el joven príncipe afirmaba
“mis prioridades, al
principio se dirigían a ganar un sueldo
para ser independiente
y ese
pensamiento se llevó por delante lo
que yo realmente deseaba hacer para
ser feliz.
Me di cuenta de ello cuatro años después de
empezar a
trabajar y
comencé a hacerme preguntas
con mayor profundidad.
La
madurez necesaria para tomar
la decisión de estudiar Bioética llegó
bastante tarde,
cuando tenía 25 años.
En ese momento me di cuenta de
que,
en realidad, quería algo más en mi vida que trabajar
en la gestión
de eventos”.
Su
cariño al Papa y su boda
Esta es
la historia de un joven que pese a sus títulos
y ascendencia no deja de
pensar
y plantearse cosas que ni el dinero
ni el poder pueden dar.
Igualmente, pese a su situación es una persona
que se ha mantenido
sencilla.
El próximo mes de septiembre se casará con
una joven alemana,
su pareja desde el instituto y
que también quiso estudiar Bioética.
La
catolicidad de la familia real luxemburguesa
es conocida
pero Félix ha
destacado en los últimos meses
por querer acompañar a sus padres al
Vaticano.
La renuncia de Benedicto XVI
y la elección de Francisco han
llevado a
Roma a multitud de jefes de Gobierno y de Estado
. Junto a sus
padres y su hermano mayor,
el príncipe quis
o despedir a Benedicto
aunque la sorpresa
fue mayor cuando también quiso estar presente
en el
inicio de Pontificado del Papa Francisco.
Pues en Roma, Félix encontró
su camino.
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